miércoles, 16 de febrero de 2011

Sobre la muestra de pinturas "PSICO - ROBOT 3 M " del artista Diego Stigliano

"Killer parrilla"
Acrilico sobre lienzo
0,90 x 1,20 mts
2004

Las obras de Diego funcionan como un prisma en el que el mundo se distorsiona y nos muestra otra realidad. A través de distintos lenguajes como la pintura, el sofware o el dibujo constituye un universo subreal, fluctuante pero bien concreto donde habitan reflejos del mundo cotidiano. Sus personajes tienen apariencias engañosas que por su paleta y las formas emparentadas con la ilustración a primera vista nos simpatizan e incluso podemos verlos como ingenuos o infantiles, pero sin embargo a medida que vamos entrando en la obra descubrimos que hay una densidad enigmática en sus atmósferas y que aquellos personajes no son ni simpáticos ni inocentes, si no por el contrario son seres oscuros que viven atrapados en un mundo de materia, sin poder comprenderlo ni menos aun dominarlo.

El artista relata el mundo interpelándolo y poniendo en evidencia los aspectos que se ocultan cotidianamente. La decepción de los ideales, la agonía del ser urbano que atrapado en un mundo que no puede modificar se somete a cumplir su rol de ciudadano. La rutina fatigosa del trabajo obligado que genera el vacío de sus tiempos de ocio. Una especie de agonía y perturbación asimilada como algo común en el ser social que nace dentro de un sistema ya ordenado y desordenado, donde impotente poco puede modificar. ¿Cómo es que ha operado en este giro hacia lo siniestro? A partir de herramientas plástico-intelectivas que tienen su sostén en la fluctuación y se construyen sobre el ejercicio del desvío; estas obras efectúan una critica mirada sobre el “ser social” revirtiendo los términos de lo familiar, previsible y depurado. Diego reivindica y reelabora el lenguaje plástico puro, sus técnicas pictóricas pueden enmarcarse dentro de las tradicionales, que fueron dejadas de lado en las ultimas tendencias del arte contemporáneo. Casi en sentido contrario a la experimentación el toma y se apoya en el signo plástico pictórico. En sus imágenes conviven distintos sistemas de representación: el volumen, el plano y la mancha cohabitan generando una atmósfera densa y plena de potencial crítico.

Resulta de gran interés analizar sus productos desde su constitución formal, por que él como ya señale, no utiliza el ámbito del arte como un espacio para la experimentación, sino que se apodera plenamente de lenguajes consabidos como la pintura y el dibujo. Sin embargo no podemos obviar que el factor tecnológico-digital esta presente y perfectamente asimilado. De alguna manera podemos decir que su pintura es hiperrealista, no en el sentido de la tradición hiperrealista que trabaja en general a partir de la fotografía que es un medio previo al hecho pictórico, capaz de generar imágenes a través de cierta tecnología, Diego reelabora pictóricamente de manera “hiperreal” a partir de imágenes previamente creadas por el propio artista a través de la herramienta digital. Aquí es donde radica una de las particularidades de este artista, ya que él logra una mixtura perfecta entre tecnología y plástica –manual. Muy pocos son los artistas capaces de dominar ambas herramientas de producción muchas veces incluso consideradas antagónicas y menos aun son capaces de fusionarlas de una manera y forma tan contundente y segura. El impulso y su fuerte necesidad de comunicar a través de su trabajo, han hecho que disuelva el limite entre tecnología y plástica tradicional, a lo largo de un desarrollo dedicado y sostenido durante años de paciente trabajo.

Lo extraordinario de Diego es que el recupera valores artísticos tradicionales como el OFICIO en la búsqueda de calidad pictórica a la vez que los integra con nuevos lenguajes ligados a los desarrollos tecnológicos, pero mas allá del valor formal y el dominio absoluto de sus herramientas, su propuesta desde el plano del contenido es también sorprendente por que interpela la realidad y la enorme violencia que puede estar contenida en los actos reiterados, que confieren a los hechos mas arbitrarios el estatuto de “natural” al mostrar que las cosas y los acontecimientos mas insignificantes pueden cuestionar un orden general opresivo. Este conjunto de obras devela signos de un acontecer en el espacio de la conflictividad. Las superficies manchadas, sucias así como la disposición de los elementos en cada obra pone en peligro la homogeneidad idearia que construimos colectivamente sobre la realidad, introduciendo una nueva mirada virulenta y corrosiva que cuestiona los valores cotidianos y las fronteras entre lo culto del arte contemporáneo expuesto en un museo y lo popular-masivo conocido lejos del museo a través de la ilustración, la publicidad y los lenguajes visuales mediatizados.


Texto que acompañó el catálogo de la muestra invididual de pinturas de Diego Stigliano, realizada en el Museo Municipal de Arte Moderno de la ciudad de Mendoza en Enero del año 2010.
para ver mas obras de este artista http://www.diegostigliano.blogspot.com/