domingo, 23 de septiembre de 2012

TODO FLUYE /// Texto para el catálogo de la muestra individual de dibujos del artista Egar Murillo


Por Pilar Bosia  /  2012  
Lic. en Artes Visuales
 
    Egar Murillo nació en la provincia de Jujuy en 1957. Estudio en la Facultad de Artes, de la Universidad Nacional de Cuyo, también fue seleccionado para realizar la beca “Estimulo Fundación Antorchas” en 1993 y la beca “Fundación PROA” (Taller de formación y desarrollo dirigido por Guillermo Kuitca) durante el periodo 1994/1995. Con más de treinta años exponiendo y siendo premiado en diversas provincias del país, como así también a nivel nacional, hoy se constituye en un referente de la pintura contemporánea argentina, especialmente  reconocido en Cuyo, donde actualmente vive y trabaja en la producción plástica en su estudio, como en eventos, intervenciones urbanas y en diversos proyectos artísticos grupales.

     A lo largo de su desarrollo profesional su imagen fue rescatando y conservando con fuerte perseverancia la esencia y de a poco despojándose del juicio ajeno y la mirada del otro para constituirse como imágenes propias pregnantes, crudas y ásperas. La vulnerabilidad del animal sediento, el instinto frente a la carencia nos convierte en ciervos u ovejas, temerosos, pasivos, ajenos a todo. Nuevamente aparece esa hembra humana, que sufre en silencio y anonimato. Los dibujos de esta muestra representan concretamente su crecimiento como artista, un esteta de la poesía rota.
La ausencia, la pesada sentencia del tiempo que pasa por dentro de nuestra fisiología humano/animal y el contraste con el mundo social y material que enfrentamos cada día. Su poética es sórdida, misteriosa devela la carencia de afecto en nuestra sociedad. Su obra nos habla de algo que está más allá de la imagen masiva, donde termina la ciudad y comienza el campo, donde termina la sonrisa de publicidad, él revela lo que está del lado de atrás de los carteles publicitarios. Allí hay óxido, manchas de pegamento, restos de otros carteles, el tiempo se revela en sus soportes, estos trozos de papeles reciclados de la basura que genera nuestra sociedad son pruebas que muestran indicios de una realidad existencial detrás del mundo aparente.

     Alas que en vez de dar vuelo se clavan y lastiman, como armas punzantes, estos atributos del simbolismo toman significados muy diferentes en su obra. Lo mismo ocurre con el cabello que de ser un carácter sexual femenino se convierte en un obstáculo, enredándose en las plantas y ramas que hay en el fondo del estanque sucio, en las manos y en los pies, otra vez el tiempo, el tiempo muerto, el tiempo inmóvil, la abulia es un estado de resultado.

     A la hora de producir Egar Murillo no se priva de nada, transita como un pez en el agua entre el realismo y la síntesis del simbolismo. Maneja diversos sistemas de representación su mente puede configurar una escena de un hábitat humano amoblado con lustres de acero, vidrios blindados y tecnología actual con un dibujo realista, como también necesita siempre volver a transitar por el trazo desnudo, puro, seco y gestual.

     Algo feo, un sabor amargo: el enigma irresoluto. La imposibilidad de una realidad antagónica a la que queremos comprar, a las banalidades que como sueños efímeros nos presentan con fulgor, el tiempo que se acumula en la repetición de pequeños actos, los bordes corroídos de las cosas, los charcos, todos retienen su mensaje. Sus obras parecen reflejos de las almas en pena de cada día que transitan por espacios analógicos, mentales o web.
 
Galería Van Riel Juncal 790 Cdad. de Bs. As.  Argentina