Por Pilar Bosia / 2012
Lic. en Artes Visuales
Egar Murillo nació en la provincia de Jujuy en 1957. Estudio en la Facultad
de Artes, de la Universidad Nacional de Cuyo, también fue seleccionado para
realizar la beca “Estimulo Fundación Antorchas” en 1993 y la
beca “Fundación PROA” (Taller de formación y desarrollo dirigido por Guillermo Kuitca)
durante el periodo 1994/1995. Con más de treinta años exponiendo y siendo
premiado en diversas provincias del país, como así también a nivel nacional,
hoy se constituye en un referente de la pintura contemporánea argentina,
especialmente reconocido en Cuyo, donde
actualmente vive y trabaja en la producción plástica en su estudio, como en
eventos, intervenciones urbanas y en diversos proyectos artísticos grupales.
A lo largo de su desarrollo profesional su
imagen fue rescatando y conservando con fuerte perseverancia la esencia y de a
poco despojándose del juicio ajeno y la mirada del otro para constituirse como
imágenes propias pregnantes, crudas y ásperas. La vulnerabilidad del animal
sediento, el instinto frente a la carencia nos convierte en ciervos u ovejas,
temerosos, pasivos, ajenos a todo. Nuevamente aparece esa hembra humana, que
sufre en silencio y anonimato. Los dibujos de esta muestra representan
concretamente su crecimiento como artista, un esteta de la poesía rota.
La ausencia, la pesada sentencia del tiempo que
pasa por dentro de nuestra fisiología humano/animal y el contraste con el mundo
social y material que enfrentamos cada día. Su poética es sórdida, misteriosa devela
la carencia de afecto en nuestra sociedad. Su obra nos habla de algo que está
más allá de la imagen masiva, donde termina la ciudad y comienza el campo,
donde termina la sonrisa de publicidad, él revela lo que está del lado de atrás
de los carteles publicitarios. Allí hay óxido, manchas de pegamento, restos de
otros carteles, el tiempo se revela en sus soportes, estos trozos de papeles
reciclados de la basura que genera nuestra sociedad son pruebas que muestran
indicios de una realidad existencial detrás del mundo aparente.
Alas que en vez de dar vuelo se clavan y
lastiman, como armas punzantes, estos atributos del simbolismo toman significados
muy diferentes en su obra. Lo mismo ocurre con el cabello que de ser un
carácter sexual femenino se convierte en un obstáculo, enredándose en las
plantas y ramas que hay en el fondo del estanque sucio, en las manos y en los
pies, otra vez el tiempo, el tiempo muerto, el tiempo inmóvil, la abulia es un
estado de resultado.
A la hora de producir Egar Murillo no se priva de nada, transita como un
pez en el agua entre el realismo y la síntesis del simbolismo. Maneja diversos
sistemas de representación su mente puede configurar una escena de un hábitat
humano amoblado con lustres de acero, vidrios blindados y tecnología actual con
un dibujo realista, como también necesita siempre volver a transitar por el
trazo desnudo, puro, seco y gestual.
Algo feo, un sabor amargo: el enigma
irresoluto. La imposibilidad de una realidad antagónica a la que queremos
comprar, a las banalidades que como sueños efímeros nos presentan con fulgor,
el tiempo que se acumula en la repetición de pequeños actos, los bordes
corroídos de las cosas, los charcos, todos retienen su mensaje. Sus obras
parecen reflejos de las almas en pena de cada día que transitan por espacios
analógicos, mentales o web.
Galería Van Riel Juncal 790 Cdad. de Bs. As. Argentina
1 comentario:
por lo que veo es un gran artista Edgar. Me gustaría poder tomar clases de dibujo con el ya que tiene una manera de hacer sus trazos y su pintura muy delicada. da a domicilio a los departamentos en buenos aires o hay un taller especial?
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